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Historia

Sevilla Cristiana Medieval

Tras un asedio de dos años, en 1248 finalmente los cristianos, al mando del rey Fernando III conquistan la ciudad de Sevilla, que se había convertido en una de las ciudades más importantes de la Península; importancia que no dejaba de aumentar a medida que pasaba el tiempo.

Sevilla, capital del reino

Así lo demuestra el hecho de que algunos reyes escogieran Sevilla como ciudad para establecer su corte y vivienda, siendo el más famoso de ellos Pedro I el Cruel o el Justiciero, que construyó en el Alcázar su gran palacio mudéjar.

Nace el mudéjar

Este nuevo arte, el mudéjar, fue una de las aportaciones de los cristianos al arte español, ya que se trata de una mezcla entre la tradición islámica y la cristiana. Sucedió por ser un arte que cautivó a los reinos cristianos, de manera que no dudaron en usarlo en sus construcciones, de las cuales Sevilla tiene grandes ejemplos de ello. Lo más llamativo son sus iglesias gótico-mudéjares, en las cuales el arte islámico se mezcla con el arte cristiano de moda imperante en la época, el arte gótico. Onmium Sanctorum, Santa Marina, San Marcos, Santa Catalina… fueron antiguas mezquitas convertidas en iglesias cristianas en las que la mezcla cultural no permaneció sólo en la historia sino también en la arquitectura.

Leyendas y símbolos

En estos siglos de cristianismo medieval se esconden tradiciones como la Virgen de los Reyes y leyendas como la Virgen de la Antigua, además de las que nos ha dejado nuestro prolífico rey Pedro I relacionadas sobre todo con sus amantes como María de Padilla o María Coronel. Y hablando de personajes femeninos, grandes mujeres medievales vivieron también entre los muros de Sevilla, como Leonor de Guzmán o Catalina de Rivera, aunque ésta última ya en los años tardíos, adentrándose casi en el Renacimiento.

Pero la capital en estos tiempos era itinerante, y no se quedan atrás los reyes que escogieron Sevilla como su hogar, que nos han dejado su huella en el escudo de la ciudad (Fernando III) y en su lema o símbolo (Alfonso X). En el primero se representa a este rey junto con dos santos religiosos sevillanos, San Leandro y San Isidoro, mientras que el segundo, incluido también en el escudo, tiene una leyenda detrás, esta vez protagonizada por Alfonso X, hijo del conquistador. Fue este rey el que dio a Sevilla sus atarazanas y la Iglesia de Santa Ana, llamada también la catedral de Triana, además del Palacio Gótico del Alcázar.

El pueblo judío

Entran también en juego los judíos, que aunque ya asentados aquí con los árabes, los cristianos les otorgan el barrio musulmán cercano al Alcázar para que lo conviertan en judería (actual barrio Santa Cruz), utilizando las mezquitas como sinagogas. Así, al lado del Alcázar, quedarían protegidos por los reyes, que les daban este trato de favor debido a que los judíos eran sus principales prestamistas. Sin embargo, las murallas no fueron suficientes para evitar ser acosados por la población, cuyo famoso asalto a la judería en 1391 queda como unos principales y tristes hitos de la historia sevillana.

Gobernada por 24 hombres

Por su parte, el gobierno de la ciudad quedó repartido en 24 hombres nobles, los regidores, llamados los Caballeros Veinticuatro, entre los que no faltaron luchas de poder, como las famosas familias enfrentadas de los Guzmanes y los Ponce de León. Pero pronto llegaron a la ciudad los nuevos reyes, los Reyes Católicos, que pusieron fin a estas luchas y controlaron la ciudad de Sevilla estableciendo su corte en el Alcázar, y abriendo una nueva etapa en la historia de la ciudad.


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Foto de portada: Flickr. Neil

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