La antigua Real Fábrica de Tabacos
Cuando se construyó fue el segundo edificio más grande de España por detrás del Monasterio de San Lorenzo del Escorial. La antigua Fábrica de Tabacos es la actual sede de la Universidad de Sevilla. El edificio fue levantado en el siglo XVIII, en una época en de cambio de una economía mercantil a una industrial.
Construcción
La Real Fábrica fue diseñada por el arquitecto holandés Van Der Boch, que la dotó de gran majestuosidad y belleza. Al asumir el Estado el monopolio del tabaco era necesaria una fábrica estatal para procesarlo y comercializarlo. Ello fue ya en 1730, una vez pasado a Cádiz el control del comercio americano, pero fue Sevilla la ciudad elegida para la fábrica debido a su historia de cercana relación con este continente y por contar ya con esta tradición de procesar el tabaco. Por ello, el edificio está inspirado en el pasado legendario de la ciudad.
El arquitecto se basó en la antigua Lonja de Mercaderes (Archivo de Indias), lo que puede intuirse por su simetría y sus omnipresentes arcos. Añadió además en su portada los bustos de Cristóbal Colón y Hernán Cortés, junto con los relieves de los barcos que atravesaban el océano y alegorías de indígenas fumando la planta del tabaco.
Las cigarreras
Ellas fueron las protagonistas de la historia de la Fábrica de Tabacos. Aunque en un primer momento se contrató tanto a hombres como a mujeres, finalmente se optó por contratarlas sólo a ellas debido a la mayor facilidad al enrollar el cigarro y a ser mano de obra más barata.
Quizás Carmen sea la cigarrera más famosa, y es que el francés Mérimée, un viajero romántico que visitó la ciudad, plasmó en su novela todos los tópicos de tierras andaluzas y españolas. Sin embargo, esta mujer pasó al imaginario colectivo de la mano de Bizet, cuando la novela fue convertida en ópera. Carmen representa el modelo de mujer de carácter fuerte andaluz como trabajadora de la Fábrica de Tabacos, pero en una visión de femme fatale demasiado romantizada. Este modelo de mujer independiente e indómita llamó la atención a toda Europa, que miró a las cigarreras con gran exotismo, como el prototipo de mujer española.
Pero la historia de las cigarreras es mucho más completa y merece ser puesta en valor. Lejos de esa imagen romantizada, estas mujeres fueron el ejemplo de mujer trabajadora en el siglo XIX. Con las pésimas condiciones de trabajo de la época, mal pagadas, vigiladas constantemente por los oficiales de la fábrica y teniendo que criar a sus hijos entre aquellos muros, las cigarreras fueron famosas por la cantidad de motines y huelgas en las que participaron. Los estudios actuales indican que fueron un ejemplo de lucha conjunta y que marcaron un hito en la historia de Sevilla.
Las pequeñas torrecillas vigías y el foso que rodeaba a la fábrica funcionaban como elementos disuasorios para el robo. Si el tabaco caía al foso, el agua lo estropearía.
De fábrica a Universidad
Sin embargo, poco a poco las máquinas comenzaron a sustituir a las cigarreras. Las técnicas fueron modificándose y con el tiempo, a mediados del siglo XX, la era de las trabajadoras de la fábrica terminó.
Años más tarde, en 1954, este edificio fue elegido como la sede de la Universidad de Sevilla, que fue fundada en el siglo XVI y se encontraba en otro edificio que fue destruido también a principios del siglo XX.
Hoy en día es el rectorado de la Universidad y sede de las facultades de Geografía e Historia y Filología. Su símbolo es la estatua de la Fama, la diosa que con su trompeta proclama las proezas de los hombres, situada en la parte más alta de la impresionante fachada del edificio.
Para el gremio del tabaco se hizo su construcción,
desde que a España lo trajo aquel Cristóbal Colón,
sus talleres y galerías no los pisaremos más
pues de centro de trabajo se vuelve Universidad.
poema de encarnación lozana, cigarrera
Fuente de las imágenes: 15 – 25 (sección 2)
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