El jardín público más antiguo de Europa
No demasiado lejos del centro histórico se encuentra la Alameda de Hércules, la zona de ocio por excelencia de Sevilla. Se trata de un gran paseo urbano lleno de bares y restaurantes, situado entre el centro y la zona de la Macarena. Es el sitio perfecto para salir ya sea de día que de noche, pasar un buen rato, beber unas copas y disfrutar del ambiente más bohemio de Sevilla.
No obstante, antes de su reforma hace unos años, esta zona era conocida por drogas y prostitución. Por ello, los ciudadanos recuerdan que no hace mucho esta era una de las peores zonas de la ciudad.
Pero que ahora sea un espacio de ocio y ambiente no significa que no tenga una gran historia detrás, pues su origen se remonta a la época romana.
Su historia
Esta zona está en la cota más baja de la ciudad. Eso significa que cuando el río tenía una crecida (algo bastante habitual), toda la Alameda quedaba inundada y se convertía en un pequeño lago. Tanto es así que hasta el siglo XVI fue conocida como La Laguna. De hecho, a veces hacía falta cruzarla en pequeñas barcas.
Fue en este siglo de avance para Sevilla cuando su asistente (una especie de alcalde), el Conde de Barajas, decidió desecar la zona mediante acequias, mejorarla y plantar álamos en ella. Y así es como su nombre cambió al de Alameda y se convirtió en el primer y más antiguo jardín público del mundo. El apellido «de Hércules» viene de que, para decorarlo, se situaron a la entrada dos columnas romanas procedentes de las ruinas del templo de la calle Mármoles, en las que se colocaron estatuas de Hércules y Julio César, fundadores mítico y real de Sevilla.
Pero toda esta zona siempre fue la más humilde de la ciudad, algo natural debido a su alejamiento de la Catedral y Alcázar. Por tanto, con el paso de los siglos, y sobre todo debido al bajo poder adquisitivo de la población, quedó habitada por personas de baja condición sociocultural, llegando a suponer un problema para los vecinos de alrededor. Por ello hace no muchos años, el Ayuntamiento decidió reformarla en una obra que duró otros tantos.
La Alameda hoy
Con su reapertura y mejora de sus condiciones, los negocios que se asentaron aquí eran nuevos y modernos, y poco a poco se abrieron locales con un sabor bohemio, fresco y alternativo. La Alameda se convirtió en lo que es ahora.
Casi al final de ella se encuentra un palacete francés del siglo XIX conocido como Casa de las Sirenas, llamada así por tener antiguamente dos esculturas de sirenas a su entrada. Hoy en día es un centro cívico, en el que se realizan talleres y exposiciones. Siempre ha estado rodeada de cierto misterio y, según dicen, entre sus muros habita un fantasma…
En la Alameda existen comercios y locales de comida y bebida. Los locales de comida suelen ser gastrobares de cocina innovadora, como el Duo Tapas, Chifa o Antojo, aunque también los hay de comida tradicional, como las famosas Columnas, sin olvidar los puestos de porciones de pizza como Buoni o La Piazza ni la heladeria Freskura. Y los de bebida… hay de todo! Lo mejor es dejarse aconsejar por un/a sevillano/a, que saben que hay que seguir el propio instinto y entrar donde apetezca esa noche. El Gigante, el Café Central, el Eureka o el Tapacopa son unos de los clásicos de la Alameda nocturna.
No faltan tampoco las discotecas, como la memorable Fun Club, lugares con juegos de mesa como el Café Piola o locales de jazz como el Jazz Naima Sevilla.
El broche de oro lo ponen sus fuentes de agua en verano, en las que niños y mayores no dudan en darse un remojo para soportar el calor sevillano.
En resumen, una zona bohemia, cultural y de ocio que a la vez es zona histórica. Un lugar completo.
Fuentes de las imágenes: 67 -73 (sección 3)
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